El espacio público debe formar parte de estrategias a largo plazo, y simultáneamente ser objeto de acciones de adecuación táctica, en las que prototipar y experimentar con medidas para la salud pública y el distanciamiento social compatibles con la cohesión social.
Planificar y actuar a largo plazo implica, obviamente, una dificultad para obtener y medir resultados rentables e inmediatos; sin embargo supone una oportunidad para no actuar sólo bajo el prisma de la urgencia, y tomar en consideración aspectos como la sostenibilidad, social y medioambiental, alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que, en última instancia, contribuyen a que nuestras ciudades sean más saludables.
En este sentido, a fin de recuperar el espacio público, mejorarlo y hacerlo más resiliente, no se deben contemplar únicamente actuaciones de modificación de espacio público, sino también impulsar un cambio en las relaciones que personas y entidades mantenemos con estos espacios, tanto en su uso como en su gestión.
Los principales desafíos o ejes de actuación identificados son los siguientes:
- Gestionar el espacio público como un bien común.
- Cambiar la percepción de las personas sobre el uso del espacio público.
- Hacer de las ciudades lugares que nos cuiden.
Puedes consultar la definición detallada de estos ejes, resultado de la sesión con expertos que organizamos el 4 de mayo de 2020.