El cambio climático lleva a eventos cada vez más extremos, desde sequías prolongadas a lluvias torrenciales. En el contexto de las ciudades, esto requiere desarrollar sistemas más resilientes, con mayor capacidad de resistir y no verse afectados por estos fenómenos.
La lucha contra la desertificación es uno de los mayores retos a que se enfrenta nuestro entorno y en un escenario irreversible de cambio climático la adaptación será clave.
Tenemos interés en crear un sistema de evaluación de la capacidad de la vegetación urbana para resistir a climas extremos y a la escasez de agua.